Platini,el artista solitario
Cuando Michel Platini anunció su candidatura a la presidencia de la UEFA, el presidente de la Federación Alemana le calificó como un "artista solitario". Aplicó el puño de hierro en guante de seda. Y acto seguido convenció a Franz Beckenbauer a presentarse también. Ambos ex jugadores figuran seguramente entre los diez mejores futbolistas nacidos en Europa. Su experiencia en la gestión también es notoria: tanto el francés en el Mundial de 1998, como el teutón en el del próximo a Platini es vicepresidente de la Federación Francesa y Beckenbauer presidente del Bayern. Futbolistas laureados y experimentados ejecutivos. También dos visiones distintas sobre el escenario por donde debe circular el balón en los próximos años.
A diferencia del alemán, Platini no ha ejercido ningún cargo en un club. Por ello le temen. Lleva años escrutando la dirección que ha tomado el fútbol. Y disiente. Dice estar dispuesto a devolver a este deporte los valores que le son propios, por encima de los business. Quiere una Champions de eliminación directa a doble partido y abierta a todo el continente. También aboga por la protección y promoción de las canteras: seis jugadores seleccionables por el país donde juegan y los otros cinco sin distinción entre comunitarios o no. Los integrantes del poderoso grupo G-14, del que forma parte Beckenbauer, están inquietos. También los burócratas que anidan en la UEFA.
Soledad no es estar solo. Y Platini no lo está. Ama el fútbol y conoce bien sus dos caras. Quizás por ello comprendió que algunas compañías hacen estimar la separación, que no el aislamiento. Argumenta que no pretende revoluciones, sino cambios profundos. Entiende que tienen que haber locomotoras y vagones, pero bien engarzados. Quizás sea el maquinista que necesita el fútbol europeo. Aunque deberá regatear a no pocos obstáculos para pilotar el convoy. Está acostumbrado. Sólo pide que tanto el balón como el campo sean reglamentarios. Atentos.