Llegamos a la hora de la verdad
El parón liguero siempre es de suma utilidad para reflexionar y atemperar los ánimos. Ánimos, en ocasiones, muy encendidos ante un equipo que ha jugado rematadamente mal en lo que llevamos de temporada, bien por errores de pizarra, por lesiones, por una plantilla en exceso corta o por lo que sea. Da igual. Si uno lo piensa con calma, en el momento crucial de la temporada estamos en un momento excelente. Con posibilidades reales de llegar a la final de la Copa, donde cualquier cosa puede suceder, y con un partido por delante, ante el Mallorca y en el Calderón, que nos puede meter en la zona europea. Tiene razón César Ferrando cuando asegura que el equipo ha ido de menos a más, aunque no diga que para ello, ha tenido que darse cuenta de lo poco que aporta Sosa en el medio campo o de lo poco que contribuye Jorge al juego de ataque del equipo, ya sea en la banda derecha o como enganche.
En cualquier caso, llega la hora de la verdad y es momento de apretar los dientes, apelar a la dignidad, ser ambiciosos y darlo todo en el campo, en el nuestro y también en el de los rivales. El objetivo es alcanzar esos 61 puntos que aseguran la UEFA y después ya habrá tiempo para analizar las evidentes carencias; un medio campo con más solvencia que el actual, más refuerzos para las bandas y un nueve con ciertas garantías. Sabemos que no hay dinero, pero sin el vil metal, nos hemos hecho con grandes jugadores, como Leo Franco, Pablo, Perea o Gronkjaer. A lo mejor será cuestión de deshacernos de aquellos que ni han estado ni van a estar a la altura, por la sencilla razón de que no dan más de sí. Presumo que por ahí van a ir los tiros.