Raúl pelea contra sí mismo

Ha sido el protagonista del viaje, y eso que no parece que vaya a ser titular esta noche. Raúl no es ajeno al revuelo, pero anda confundido con tanto debate. Incluso creo que empieza a valorar seriamente que su rol, a partir de ahora, será bien distinto al que ha representado en los últimos años. Sin darnos cuenta, el delantero del Madrid se ha convertido en un veterano prematuro. Pese a que está en la barrera de los veintiocho años, es un jugador de treinta y pico. Los cuatro años que adelantó su explosivo debut los acumula ahora. Es la ley del fútbol. Cuando un jugador lleva diez temporadas en el máximo nivel, empiezan a pesar muchas cosas, incluida la de estar muy visto. Pero lo que realmente condiciona son los partidos jugados, las lesiones, el ajetreo que conlleva el estar en la elite mundial.

Lo que sí sabe Raúl es que su condición de indiscutible se tambalea. Y con la misma humildad que aceptó el reto de Valdano en su día para irrumpir entre las vacas sagradas de la Quinta del Buitre, comienza ahora a digerir el nuevo papel de veterano cuestionado. Ayer apareció serenamente triste, resignado a su suerte, pero no vencido. Conoce de boca del seleccionador que su figura es clave para armar un equipo ganador con una media de 24 años cara al próximo Mundial. Conoce también que Luis quiere dosificar sus esfuerzos, que otros hagan lo que él hizo durante muchos años. Aquello de que Raúl debía jugar aunque estuviera cojo ha pasado a la historia. Por su bien y por el bien de la selección. Que así sea.