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Convenció desde el primer día

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No ha necesitado ni periodo de adaptación ni otras zarandajas. Se puso la camiseta rojiblanca y a jugar. Nada de malos rollos. Jesper Gronkjaer y el Atlético se necesitaban. El danés llegó en el mercado de invierno rebotado y deprimido, no le había ido bien en Inglaterra, ni en el Chelsea ni en el Birmingham. Sus buenas actuaciones con la selección danesa no le garantizaban un puesto de titular. Y por eso decidió marcharse en el mercado de invierno. Prefirió emprender la aventura española a languidecer en los banquillos de la Premier. Y se juntaron el hambre con las ganas de comer, porque el Atlético de Ferrando carecía de bandas. No tenía a nadie que desbordase ni por la derecha ni por la izquierda, nadie que llegase hasta la raya para centrar balones con calidad. El equipo estaba pidiendo a gritos un futbolista como Jesper Gronkjaer.

El danés ha demostrado desde el primer momento que cree en sí mismo, se pegó a la banda y empezó a crecer como rojiblanco. No le ha quemado el balón en los pies ni siquiera el día de su debut. No sabe aún hablar español, pero el idioma del fútbol lo domina y eso le ha bastado para hacerse entender. Jesper Gronkjaer, de paso, ha vuelto a disfrutar con el fútbol. Y se le nota. El Atlético ha encontrado un puñal por la banda derecha, algo que le faltaba desde hacía mucho tiempo. El Niño ha dejado de ser una isla solitaria y el Atlético se ha disparado hacia Europa. El mejor momento del equipo ha coincidido con la llegada del danés. Y no es una simple casualidad. Mucha culpa de lo que le está ocurriendo al Atlético la tiene este rubio ecologista, con un fútbol exquisito y técnico, que se ha hecho dueño para mucho tiempo de la banda derecha del Calderón.