Partamos de una base. Robinho es el futurible que ha levantado mayores expectativas entre los fieles madridistas, en esa jungla de nombres del Plan Renove 2005 en el que también están Adriano, Joaquín, Gerrard, Reyes, Del Horno o S. Ramos. Las vistosas jugadas del paulista, emitidas estos meses por las diferentes televisiones, y las declaraciones admirativas hacia su talento como las que hoy suscribe Parreira en AS, refuerzan la idoneidad de la apuesta. Florentino ya lo ve como su quinto galáctico (Owen perdió pronto esa etiqueta).

Pero una vez que cerremos el capítulo de los festejos por la llegada del heredero de Pelé, conviene hacer un análisis futbolístico. Como dice el seleccionador brasileño, Robinho es por encima de todo un mediapunta, letal en sus llegadas al área y con capacidad para vencerse a las bandas. Conclusión. Su sitio natural sería acompañando a Ronaldo en el ataque, con libertad de movimientos. El gran damnificado sería Raúl, que gracias a su orgullo ha sobrevivido estos años a la llegada de Ronie, Morientes y Owen. Luxa debe mojarse este verano. Si Raúl está bien, Robinho se puede dejar caer a una banda para explotar su calidad. Pero si el capitán no remonta el vuelo no se puede repetir el error cometido con Zidane. Sólo es un aviso.