Que no se fabrique una víctima
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Los directivos de fútbol, en general, tienen la fea costumbre de asociar cualquier crítica como un ataque frontal al club y su afición. Creo que influidos por los distintos foros de Internet, donde un reducido grupo de participantes, amparados en el anonimato, se dedican a insultar a los que consideran enemigos de su equipo, ellos siguen el mismo camino y, lejos de corregir errores, se acaban envalentonando. Por desgracia, con Javi Navarro está ocurriendo algo parecido. No da muestras de arrepentimiento, su presidente dispara contra todo aquel que alza la voz por la brutal entrada de su futbolista y el grupo de socios, que revoluciona el patio, le acabarán haciendo un homenaje de desagravio. Y todo es más sencillo. Javi Navarro realizó una brutal e injustificable entrada. Y punto.
El problema grave es que al no reconocer el carácter agresivo de esa forma de jugar, se refuerza la idea de que no hay nada malo en ello. La única sanción que de verdad frenaría esa carrera a ninguna parte, debería venir del propio Sevilla. Sea Caparrós, sea Del Nido, tendrían que reflexionar en privado con el jugador y hacerle ver que, cuando llegue el caso, debe pecar por defecto, nunca por exceso. Y si con la reflexión llega un castigo, mucho mejor. Si el futbolista encuentre amparo en su club, repetirá acciones como la del domingo.




