Futbolistas modelos o viceversa

Futbolistas modelos o viceversa

Simultanear dos o más trabajos o es una bendición o una imperiosa necesidad. Una tercera vía sería ya defecto o enfermedad. Y cuando se trata de los profesionales de fútbol denominados "cracks", es cabal no fatigar la obviedad. Llegados a este punto, cabría preguntarse en cual de sus quehaceres remunerados están más a gusto los elegidos. Jugando, posando o asistiendo. El huevo o la gallina. Si futbolísticamente no hubieran ascendido el Everest, sus ingresos como reclamo publicitario o por concurrir a determinados actos serían nulos. Dice el refrán que "cuando no tienes dinero el problema es la comida. Cuando tienes dinero, es el sexo. Y cuando tienes ambos, la salud". A veces da la sensación que para algunos el peor momento de la semana es jugar noventa minutos. Ejemplos los hay aquí y en cualquier Liga europea de las denominadas importantes.

Al comediógrafo estadounidense Christopher Hampton en cierta ocasión le pidieron que definiera el capitalismo. "Es el proceso por el cual las chicas americanas se vuelven mujeres americanas", dijo. Algo así podría decirse de los futbolistas/modelo. A su edad muchos jóvenes están terminando sus estudios, o recién incorporados al mundo laboral. Ellos llevan ya algunos años ejerciendo de hombres de negocios. Jugar bien al fútbol es su licenciatura. Posar el doctorado. Visto el escenario, hay rebaba en demasía para lijar.

Tienen a los clubs a sus pies. Deportiva y económicamente. Además de asalariados de lujo, ejercen también de socios comerciales por sus contratos de imagen. Trabajo es trabajo. Algunos incluso ya han dado la vuelta: son aún mejores modelos que futbolistas. Y es ahí donde se inicia su culpabilidad en todo este proceso. Un aliento de ingratitud en el cogote del mundo del fútbol. Hasta entonces sólo han circulado por la autopista de la permisividad que les han puesto a disposición. Lijas, por favor.