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Que fiche el que cobra por ello

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Ahora ficha gente que no ha pisado un vestuario", decía ayer en AS y en tono que sonaba a incriminador Irureta. Si pretendía censurar (que lo pretendía), erraba en el primer Mendoza, que le dio la vuelta al Madrid al fichar en primera persona del singular a Buyo, Gordillo y Hugo Sánchez, y acertaba en el segundo, que trajo a Spasic y Prosinecki. También se equivocaba con el Florentino que fichó a Figo y rondaba la verdad con el que compró a Owen. Y atinaba, por seguir con los ejemplos, con aquel Gaspart que quemó 60 millones de euros en un verano y le quitaba la razón Alfredo Duro, tan buen periodista hasta 2004 como director deportivo del Getafe desde entonces.

A unque ser carne de caseta proporcione agudeza visual, no hay una ley universal del buen fichaje ni cátedra que forme al comprador. ¿O no fue el mismo Toshack y no otro el que sacó de Turquía al denostado Baljic y al soberbio Nihat? No debe ser el entrenador quien decida, porque su supervivencia suele ser tres, cuatro o cinco veces inferior a la de los jugadores que coloca en el club y que el siguiente debe tragarse. Y si compra el presidente se corre el riesgo de juntarse con tres lámparas sin sofá al que iluminar, que diría Benítez. A falta de consenso, voto por el secretario técnico, el único al que el club premia por su buen ojo. Y algunos realmente lo tienen. ¿Verdad, Monchi?