¿Qué hacer? (con el Real Madrid)

¿Qué hacer? (con el Real Madrid)

Qué hacer? se preguntaba Vladimir Ilich, Lenin, en un libro de igual título. La respuesta que dio fue la Revolución Rusa. Acudo a referente tan radical, y herético en los tiempos que corren, porque situaciones desesperadas requieren soluciones drásticas. Estos días han tenido mucho de frustración para los partidarios del Real Madrid y también para aquellos que aman el fútbol. Hace tiempo que oí decir que sólo se aprende de los fracasos. Así que no todo son malas noticias para los madridistas. De un revés se puede salir fortalecido si se extraen lecciones que te vuelvan a poner en pie con más vigor que antes.

Lo que diferencia a los ganadores es que sólo cometen una vez el mismo error. Para nuestra desgracia, hace un año que ya avistamos estos mismos males que hoy nos aquejan. Y, lo que es aún peor, se hace más caso al antimadridismo furibundo que a la imprescindible autocrítica. Es normal que en Barcelona se considere un éxito lo que en Madrid nos parece un fracaso. El nivel de exigencia es superior. Al mejor se le debe pedir más. Y al jugador que aspire a jugar con los mejores no sólo se le debe exigir mayor nivel técnico sino, sobre todo, mayor capacidad de sacrificio. Y mayor dignidad para mantenerse en pie en la derrota. Aunque no estén acostumbrados, hay que saber perder con dignidad. Cuántas veces lo que más duele es ver el comportamiento de malcriados de algunos. Hay un verso de Miguel Hernández, sobre los "cobardes" en la Guerra Civil, que creo viene muy al caso: "Hace tiempo que me duelen en los cojones del alma".

Propongo no hacer caso de aquellos que, siendo partidarios de equipos que jamás ganarán una Copa de Europa, encuentran en las derrotas del Madrid sus mayores alegrías. Al fin y al cabo, son las únicas a las que tienen acceso, y muy de cuando en cuando. También propongo frenar al cuerpo que nos pide mandar a ahí mismo a los magos del pivote, el trivote, los rombos y demás originales paralelepípedos. El cuerpo no suele ser buen consejero en tiempos de tribulación.

Busquemos, pues, luz en los filósofos. Y Fernando Savater nos aconseja: "coraje para vivir, solidaridad para convivir y prudencia para sobrevivir". Como siempre una forma genial de resumir la vida por parte del maestro. También la Historia nos puede echar una mano. Nos encontramos terminando de filmar en el Estrecho de Magallanes una conmovedora historia del siglo XVI. Uno de los mejores navegantes de todos los tiempos, Juan Ladrillero, fue enviado por el emperador para que explorase esa maraña de islas, canales y glaciares que estaba considerada como el fin del mundo. Durante casi dos años Ladrillero superó tormentas que le desarbolaron el barco, motines, el escorbuto y un sin fin de penalidades. Regresó con sólo tres de los cuarenta hombres con los que había partido. Hizo su informe y, al parecer, pocos días después murió. No cobraba primas por canal recorrido. Pero le sobraba todo aquello que hoy echamos en falta.