Mil y un recuerdos gloriosos
Miraba alrededor y soñaba que con Navarro o San Román en la portería, Rivilla, Luiz Pereira, Ovejero, Ufarte, Gárate y Collar, Iñako, Picu y yo, con el ausente Adelardo, podríamos formar un once capaz de obtener plaza europea y conseguir cualquier título. Fuerza y calidad, inteligencia, genialidad, trabajo y, sobre todo, un espíritu colectivo de amor a los colores rojiblancos se reunían alrededor de una mesa repleta de selectos manjares. Cada uno contó sus anécdotas, a veces bajo previa petición de reserva, recordó sus momentos más trascendentes y puntualizó unos hechos que en ocasiones se transmiten de forma errónea. Todo desde un punto de vista constructivo. Fue una reunión que despertó la atención de algunos comensales de mesas cercanas que se acercaron buscando la foto recordatorio con los ases de un glorioso pasado.
Revivimos con Collar y San Román su primer éxito en Chamartín proclamándose campeones de España de juveniles. Con Luiz Pereira aquel gol contra el Inter en la final del Carranza, tan meritorio como el de Maradona ante Inglaterra. Con Rivilla su Eurocopa frente a la URSS cuando inició la decisiva jugada del gol de Marcelino. Con Ufarte sus regates y goles decisivos ante Español, Sabadell e Irlanda. Los innumerables goles de Gárate y el último ante el Valencia que valió otra Copa. Con Ovejero su gol de golpe franco en La Coruña que conquistó un Teresa Herrera. Con Navarro la Liga 'robada' por un colegiado ruín. Y decenas de comentarios y reflexiones sobre las diferencias entre el fútbol actual y el de antaño. La preparación física, el material deportivo, la valoración del jugador... Pero el amor a los colores no ha seguido la misma progresión, por desgracia.