Carta abierta al capitán

Carta abierta al capitán

Raúl, capitán e icono del madridismo de la última década, déjame que te diga algo. El 29 de octubre de 1994 fui a verte in situ a La Romareda porque imaginé que un chico de 17 años que condenaba al banquillo al ídolo de mis ídolos (Butragueño forever) debía ser la bomba con el balón en lo pies. Y no me defraudaste. En su momento, el propio Buitre condenó al ostracismo a Santillana, uno de los profesionales más íntegros de la historia de este club. Por eso estoy triste después de leer tus explicaciones tras la debacle de Turín.

Ya sé que has tenido tres entrenadores esta temporada y eso no ayuda a la estabilidad de un equipo. Pero he echado en falta más autocrítica por tu parte. Raúl, llevas un tiempo que no eres tú. Es como si El retrato de Dorian Gray empezase a mostrar arrugas y un deterioro creciente. El madridismo te quiere, pero lo más importante es la institución. En Turín debiste decirle a Luxemburgo que te dejase en el banquillo, como hizo Trezeguet con Capello. Jugar sí o sí es un error si el Madrid sale perjudicado. El club está por encima de todo. Tú eres capitán con todos los honores y por eso tenías autoridad moral para haberle dicho a Vanderlei que la Champions es patrimonio sagrado del Madrid y que no pasaba nada por quedarte en el banquillo en beneficio de Owen o Guti, en mejor forma que tú. Si hoy fueras suplente en Getafe nadie debería alarmarse. Vuelve con hambre y tápame la boca. Pero con hechos, no con palabras en una desafortunada rueda de prensa.