Yo digo José Ribagorda

El Calderón en la picota y la afición a la expectativa

Actualizado a

Cuando se trata de asuntos como el de abandonar nuestra estadio, que socavan el ánimo y alteran los afectos más sinceros, me exasperan tanto las ocultaciones o medias verdades, como los intereses espurios. Me irrita, casi por igual, que los actuales propietarios del club no obren con total y absoluta transparencia como que determinados colectivos instrumentalicen los nobles sentimientos del aficionado con el único objetivo de desgastar al tándem Cerezo-Gil.

Noticias relacionadas

Ya he dicho en anteriores ocasiones que, por mucho que nos duela, el vil metal se terminará por imponer a cualquier tipo de sentimentalismo. Por eso doy por hecho que tarde o temprano tendremos que abandonar el Vicente Calderón y trasladarnos al nuevo estadio olímpico de La Peineta. En su día dije también, que se trata de una trascendental y un tanto traumática decisión, que no se puede tomar de espaldas al socio. Como creo que Miguel Ángel Gil es un hombre de palabra, me tranquiliza escucharle decir que "el club siempre ira de la mano de su masa social".

Pero para que esa masa social opine con razón de ser, debe tener toda la información a su alcance. Es decir, tenemos que conocer las razones exactas que nos obligan a irnos y los beneficios que la marcha va a reportar a la entidad. El club debe actuar con total transparencia. Ante un asunto tan sensible, tan asociado a nuestra identidad, no caben medias tintas ni otros intereses que no sirvan para beneficiar al club y contentar a la mayoría de los aficionados.

Te recomendamos en Opinión

Productos recomendados