Miedo a la fantasíade Zidane

En Italia le conocen bien, aunque nunca acabaron de disfrutar plenamente con su fútbol. Los achaques propios de la edad pueden mermarle en el apartado físico, pero nunca podrán con su imaginación y su fantasía. Ahora que todos hablamos de lo decisivo que puede resultar Ronaldo para el partido de Turín, se nos está olvidando que el jugador clave en la ida, el que rompió el partido en la segunda parte, el que hizo trizas el planteamiento defensivo de Capello, fue Zidane. En general, tendemos a sentir miedo por lo desconocido. Eso, trasladado al fútbol italiano, significa que se aterrorizan con los jugadores que puedan inventar sobre el campo, salirse del guión, inventar en una jugada lo que no está previsto en la pizarra. Ronaldo, cerca del área, es un maestro en esa disciplina, pero también Zizou. Por eso, uno y otro, están en el punto de mira.

Ayer Zinedine Zidane sonreía sin parar. Era una especie de tic nervioso, de ansiedad. Si para algo hizo la maleta un día camino de Madrid, fue para disfrutar con este tipo de partidos. Luego saldrá cara o cruz, pero que nadie dude de su motivación extra. Es loable que, cuando lo ha ganado todo, demuestre tener hambre de fútbol en una víspera como la que nos ocupa. Eso, además de profesionalidad, demuestra que conserva el sentimiento y la afición por este juego, algo que no todos los grandes jugadores consiguen con el paso del tiempo y de los partidos. La presión es menor si se afronta el partido con la seguridad de que lo que tú vas a hacer no puede frenarlo el rival con una táctica determinada ni con organización defensiva. Jugará para que gane su equipo y también para derrotar a los fantasmas del pasado, cuando no era tan feliz en el calcio.