Sin Ronaldo no meten ni miedo

Sin Ronaldo no meten ni miedo

Riazor, un año más, ha dejado en evidencia la cruda realidad. Sin Ronaldo, y eso que lleva casi cuarenta días sin meter un gol, el ataque del Madrid es inofensivo, plano, estéril, desesperante y ridículo. En la vida nadie te regala los galones y anoche quedó claro ante el mundo entero por qué el madridismo entero reza en silencio para que Ronie recupere la sonrisa y ese espíritu libertino que lo hacen letal en el área. El brasileño, que tiene en Raúl al aliado perfecto de sus correrías, intimida al enemigo y siempre propone algo. Por eso la actuación de Owen y Portillo merece un reproche. Dieron pena.

El Balón de Oro fue un cero a la izquierda. Michael ya no puede quejarse. Lleva dos partidos seguidos de titular y el Madrid no ha metido ni miedo (0-2 ante el Athletic y 2-0 con el Depor). Uno debe reivindicarse con hechos, no con quejas lacrimógenas en la prensa inglesa. Y Portillo, al que siempre he tenido una fe digna de un estudio psiquiátrico, me dejó sin argumentos para detener a la legión de críticos que le estaban esperando. Ni un aficionado blanco pudo saber si Munúa estaba en forma (sólo un tiro de Figo y a casa). El Depor no necesitó ser súper para ser fiel a la tradición. El Madrid me recordó al del desplome del año pasado. Y Zizou lesionado. Y Turín en diez días. ¡Qué noche más triste!