Del Niño sí se puede presumir
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Los números del Niño están ahí y una palabra sirve para definirle: decisivo. Torres, al que tantos han querido crucificar esté año, mete goles en los partidos importantes -se lo pueden preguntar al Barça- y en los momentos clave de los partidos. No son los goles de la basura, sino los que sirven para ganar puntos. El Atlético, por eso, está en sus manos, depende de su inspiración y de su puntería. Si el Niño está constipado, el Atlético estornuda. Si el Niño está deprimido, el Atlético se pone triste. No es extraño que los entrenadores rivales den orden de frenarle cómo sea, por las buenas o por las malas, con entradas escalofriantes y continuas. Al Niño Torres le pegan más que a nadie y los árbitros, en general, miran hacia otra parte, sobre todo en el área, porque el Niño todavía no es una especie protegida. Esperemos que lo sea con el paso del tiempo.
Esta temporada Torres ha vivido momentos difíciles. Hubo quienes le negaron el pan y la sal cuando el balón no quiso entrar frente al Madrid. Para mí, Torres hizo un partidazo, pero ese día Casillas parecía imbatible. Se hizo un mundo de lo ocurrido en el derby y el Niño lo acusó, pero mantuvo la cabeza fría pese a su edad. Y ahí demostró que confía en sí mismo y en su fútbol. No se dejó llevar por los nervios, siguió a lo suyo, a entrenarse, a trabajar para mejorar y en las últimas jornadas ha emergido pletórico de fuerza, rapidísimo, con el punto de mira perfectamente afinado -¿dónde están los que decían que no sabe definir?-. El Niño promete un final de temporada espectacular a poco que la suerte y los compañeros le acompañen. Ahí le tienen: máximo goleador español, el más decisivo de la Liga. El Atlético sí puede presumir de algo, del Niño Torres.



