Fútbol versus nacionalismo
Del mismo modo que la leyenda del Real Madrid se fundó en el glorioso equipo de Di Stéfano de los años cincuenta, la del Arsenal se basa en las cuatro ligas que el club londinense ganó en los años treinta, época en la que a un inglés le hubiera resultado inconcebible la idea de que se jugaba al fútbol más allá del Canal de la Mancha. Si alguien le hubiera dicho a Alex James, la gran estrella de aquel Arsenal, que un día jugaría un francés (uno sólo) en la liga inglesa, se hubiera partido de la risa. Bueno. Ese día ha llegado. ¡Y cómo! El pobre James se retorcería en la tumba, pero el lunes el Arsenal hizo historia al jugar un partido de liga con once titulares extranjeros, y ni un inglés (no, ni un británico) en el banquillo tampoco. De los 16 jugadores convocados, seis eran franceses y tres, españoles.
Dicen que los ingleses son los grandes xenofóbos de Europa. No faltan datos para apoyar la tésis. Pero el nacionalismo muere ante la fuerza del tribalismo futbolero. El Arsenal ganó 5-1 el lunes, jugando un fútbol brillante. No hubo ni un fan en Highbury, ni uno, que se lamentara de la ausencia de ingleses en el campo. La verdad es que muy pocos siquiera se enteraron. Cómo cambia el mundo. Di Stéfano tampoco se lo hubiera creído hace medio siglo si le hubieran dicho que llegaría el día en que si jugadores ingleses era lo que se buscaba, mejor mirar en el Real Madrid.