Inyección de moral y confianza

Inyección de moral y confianza

Si alguien es capaz de romper una interminable racha de derrotas fuera de casa en el feudo del mejor equipo de la Liga, ese es el Atlético. Si alguien es capaz de exasperarte, las más de las veces, y sublimarte, cuando más impensable puede resultar, ése es el imprevisible Atlético. Así ha sido, es y será y nada va a poder cambiar un definidor de su constitución. En el Camp Nou se confabularon dos circunstancias que incidieron en el éxito. Por un lado la suerte, tradicionalmente esquiva y por el otro la constatación de que este equipo, carece de bloque, pero cuenta con una base para formarlo constituido por un puñado de extraordinarios jugadores. La asombrosa solidez defensiva del tándem Pablo-Perea, la velocidad de Gronkjaer, la visión de Ibagaza (jugando de enganche) y la exquisita resolución de Fernando Torres, pueden suplir la mediocridad del resto de la plantilla y hasta si me apuran las timoratas, por poco ambiciosas, estrategias de César Ferrando.

E l poco juego del que estamos disfrutando esta temporada, más que a las alineaciones del entrenador, lo estamos presenciando gracias al talento individual de unos jugadores que sí están a la altura del equipo que todos queremos. La victoria ante el Barcelona ha revitalizado nuestro mancillado orgullo de gran equipo de España, nos rearma moralmente de cara a una segunda vuelta que tiene que ser brillante y refuerza una confianza un tanto perdida en nuestras posibilidades. Me alegro y mucho, además, por Fernando Torres. Le hacía mucha falta sentirse parte de un equipo capaz de realizar gestas que estén en consonancia con su habitual entrega y talento.