El club más rico de todos es Brasil
La canarinha debe ser el club más rico del mundo. Aunque se abrigue bajo la denominación de selección. Su cuenta de resultados a fin de ejercicio supongo que jibariza el orgullo de cualquier presidente, de cualquiera de los mejores equipos de fútbol del planeta. El Brasil F. C. recauda por encima del que más, gasta menos que ninguno y dribla el riesgo. Carlos Alberto Parreira, su entrenador, justo al tomar posesión del cargo escenificó certeramente la realidad: "somos el Ferrari del balón y por esto pagan tan caras nuestras exhibiciones". Juega sobre seguro. Se exhiben. El maná de bolos no cesa y, sobretodo, cualquier jugador brasileño antepone vestirse de amarillo y verde a los intereses del club que le paga.
Tres cuartas partes de los jugadores que regularmente componen el seleccionado brasileño juegan en los dieciocho clubs europeos que form0-0an el llamado G-14. Llevan más de tres años quejándose ante FIFA contra esta injusta y arbitraria utilización de sus profesionales sin percibir nada a cambio. Desconozco algo menos productivo. O más caro. El Ferrari les aventaja en unas cuantas decenas de vueltas. Y ellos siguen poniendo y manteniendo el ruinoso circuito. El G-14 se fundamenta en la cooperación, la relación amistosa y la salvaguarda de intereses comunes. De puertas para dentro, ninguno de sus integrantes tira un sólo cohete al cierre de sus cuentas anuales.
En febrero del pasado año los brasileños jugaron una pachanga en China. El G-14 advirtió públicamente que era su última concesión gratis. Meses más tarde, en agosto, la canarinha se exhibió en Hait únicamente dos equipos del selecto grupo europeo -Bayern y Milán- se negaron a ceder a sus jugadores cariocas. Los dieciséis restantes abofetearon la solidaridad y el objeto fundacional del clan. Las acciones suelen ser más sinceras que las palabras. El próximo miércoles Brasil FC jugará un amistoso en Hong Kong. A menos de dos semanas de reanudarse la Champions en sus octavos de final. De los dieciséis equipos clasificados, trece forman parte del G-14. El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, sigue tan lleno de sí. El 'club de los dieciocho' donde siempre: discutiendo y debilitando la evidencia. La razón a veces asusta, pero la moderación puede ser también un exceso. Mientras, el Ferrari, Brasil F. C., sigue cobrando más y más ventaja en cada vuelta.