Algo hay que cambiar
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El Atlético sale del Calderón y es como que desaparece. Lleva toda la temporada así. Y en Soria, claro, más de lo mismo. Sólo se salvaron , como siempre, los de atrás, y en particular Pablo y Perea, ese par de colosos que sostienen al equipo y a los que les llegan ofertas de todas partes. Y no me extraña. Perea, en concreto, lleva a un ritmo impresionante todo el año. Cuando arranca es como una locomotora a quien nadie puede seguir. Y esa gran defensa le bastó al Atlético para mantener el tipo en Soria y para confiar ahora que funcione el fortín del Calderón. Con tan poquito como lo exhibido por el equipo frente al Numancia, el Atlético tiene un pie metido en las semifinales de la Copa. No quiero ni pensar hasta dónde puede llegar si rompe a jugar.
El Atlético estuvo nulo en ataque, nada de nada, ni un tirito, ni una oportunidad. El equipo tampoco encuentra un líder en el centro del campo y Ferrando, erre que erre, sigue empeñado en el mismo sistema, el doble pivote en el centro del campo y Salva y el Niño delante. Alguien debería decirle que ese esquema está naufragando jornada a jornada. Luccin-Sosa o Luccin-Colsa, una semana tras otra. Y el Caño Ibagaza, de banda en banda. ¿Y si intentásemos otra cosa ya que eso no va bien? Ibagaza luce en toda su plenitud cuando puede conectar con el Niño Torres. ¿Y si movemos las piezas para situar al argentino a su espalda? Esperemos que a Ferrando se le encienda la bombilla y se le ocurra cambiar algo. Este Atlético tiene jugadores para hacer más cosas.



