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Negociación con luz y taquígrafos

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La operación está en marcha. Nada que oponer. El Atlético se encuentra con una oportunidad histórica siempre que sus dirigentes estén a la altura de las circunstancias. El estadio Calderón es patrimonio de este club centenario, por eso hay que pedir que en la operación que se inicia haya transparencia, luz y taquígrafos, toda la que faltó en la conversión del club en Sociedad Anónima. Yo creo que en estos momentos coinciden los intereses del Atlético y de la ciudad. A la candidatura olímpica de Madrid le vendría como anillo al dedo que el Atlético aceptase marcharse con todos sus bártulos a La Peineta. Sería un tanto más a su favor en su lucha con sus rivales por los Juegos de 2012. Pero para que esa solución se produzca, el Atlético tiene que abandonar su casa, el campo que ha sido durante muchos años orgullo de los atléticos. Yo recuerdo aquello que se gritaba cuando el club dejó el viejo Metropolitano para instalarse a la orilla del Manzanares: "Mientras ellos van de pie, nosotros todos sentados".

Siempre hay un componente romántico cuando se trata de abandonar un escenario en el que se ha disfrutado, y sufrido, tanto. Por eso el Ayuntamiento y la Comunidad tienen que conseguir convencer a los atléticos de que la operación no sólo no pone en riesgo al club, sino que debe fortalecerle y colocarle otra vez donde se merece. Por eso las contrapar-tidas deben ser importantes y tangibles. El Atlético tiene que levantarse de la mesa de esta negociación con las manos llenas, sin su estadio pero con una Ciudad Deportiva para uso y disfrute de los socios, y con un potencial económico que le permita volver a coderse con los grandes durante los próximos cien años.