Un derby siempre especial

Un derby siempre especial

Estamos ante uno de los encuentros estelares de la temporada. Seguro que no tanto para ellos, conscientes de la superioridad que, con aires de suficiencia, siempre manifiestan aunque no lo digan. Para los atléticos, el derby significa mucho más que tres puntos. Ganar representa sacudirnos los ancestrales complejos y nos permite reivindicar nuestra condición de grandes. El choque de este año nos hace albergar esperanzas. Llegan a un Calderón donde, más por dignidad y coraje que por juego, hemos salido airosos. Su momento no es el óptimo por mucha moral que les reporten seis minutos de efímera gloria.

Pese a los cambios en el organigrama, continúan siendo un equipo desestructurado y descompensado que no funciona como bloque. Tienen, además, necesidad de ganar y la ansiedad puede hacer palidecer el lustre de sus individualidades. Por el contrario, nosotros saltaremos al campo con un refuerzo nada desdeñable, Gronkjaer, y con el estimulante precedente de las buenas sensaciones de los dos últimos partidos. Sería deseable que Ferrando dejará su rosario de ensayos para otra ocasión. La baja de Sergi parece haber salvado el concurso de Ibagaza, único capaz de crear fútbol en medio campo. De lo que no está en nuestras manos, los árbitros y su endémica buena suerte, ya tendremos tiempo para lamentarnos.