Yo digo José Ribagorda

Época de buenos propósitos

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Estamos en los días propicios para hacer propósito de enmienda y conjurarse ante todos los males con el objetivo de predisponerte positivamente hacia el futuro. No es momento, pues, de incidir en lo negativo. Hay que reconocer que aunque seguimos sin saber a qué jugamos, es cierto que en los dos últimos encuentros, frente al Deportivo y el Betis, hemos apuntado maneras y hechuras de lo que pretendemos y anhelamos ser. Además, ahora llegan refuerzos, que aunque no sean ninguna panacea, estoy convencido que llenarán el vacío existente en el primordial juego por las bandas. Los síntomas de recuperación del Caño Ibagaza o el buen momento que atraviesa Antonio López, compensan la decepción de los ultradefensivos mediocentros, Luccin y Sosa. César Ferrando no ha conseguido todavía forjar un bloque, pero al menos mantiene viva la esperanza de que podamos lograr clasificarnos para la UEFA.

Visto lo visto, no podemos aspirar a nada más. Triste añoranza en esta temporada en la que, excepción hecha del Barcelona, nadie está demostrando nada del otro mundo. Por lo demás, desear que a Fernando Torres no le terminen de partir la columna vertebral los defensas contrarios, que el tándem Pablo-Perea en nuestra zaga siga dando el rendimiento ofrecido hasta ahora y que el director deportivo, Toni Muñoz, continúe encontrando gangas en los mercadillos de medio mundo. Y ya por pedir o desear, que los funestos arbitrajes dejen de perjudicarnos de una vez. Que las salidas de equipo fuera del Vicente Calderón no se nos atraganten y que también nos sonría alguna vez la fortuna. Como ven, casi nada.

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