¡A ver, Signor Sacchi!
Los culés disfrutarán de unas muy felices fiestas esta Navidad, y con razón, pero hace un año ser madridista era otra cosa. Era la gloria. Hice un sondeo entre aficionados del Real Madrid en España y en otras partes del mundo para un libro que estaba escribiendo no hace mucho tiempo. Los más pesimistas decían que el equipo de "Los Galácticos" era el mejor que habían visto desde tiempos de Alfredo di Stéfano. Los más exaltados, que éste era el mejor equipo de toda la historia de la entidad blanca.
Un mes después, el diario L'Equipe, el periódico deportivo más respetado del planeta, escribió lo siguiente: "Por lo que se refiere al control individual y a la imaginación colectiva, de proeza gestual y de eficiencia clínica, la aventurera versión siglo XXI del Real se sitúa como heredera del Brasil tricampeón, del Ajax del fútbol total o de las levitaciones del dúo de Chicago Jordan-Jackson".
No parecía en ese momento una exageración. Nadie cuestionaba el derecho de Zidane a ser elegido una vez más FIFA World Player del año. Ronaldo, gordo o flaco, seguía siendo una máquina de golazos. El experimento dúo Pavón-Bravo en el centro de la defensa daba un poco de miedo, pero el Madrid jugaba tan deliciosamente, y con una efectividad tan demoledora, que casi todos (salvo los más sentimentalistas) nos habíamos olvidado de Fernando Hierro y Makelele.
Hoy, los mismo jugadores, reforzados con la llegada de Samuel, Owen y Morientes, presentan aquella imagen triste que la derrota ante el Sevilla en el Bernabéu perfectamente retrató. Un astuto fichaje ahora lo podría cambiar todo. Un jugador que revolucione el equipo, que lo despierte de su largo letargo, que le devuelva las ganas y la confianza. Como hizo Edgar Davids en enero del año pasado con el Barça. A ver, Signor Sacchi: Justifique su sueldo.