Yo digo J.J. Santos

Ganar con el motor gripado

J.J.Santos
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Ronaldo estaba lesionado. Beckham y Roberto Carlos, presenciando el partido desde el banquillo por una extraña rotación. Los jugadores del Racing sacando cinco metros en cada carrera a su marcador. ¿Pensaban ya en la Juve? ¡Pero si faltan dos meses! El primer disparo a puerta del Madrid fue pasada la primera media hora. Nadie, a esas alturas, hubiera dicho que se estaban jugando no quedar fuera de la Liga en el mes de diciembre. Tan extraña resultaba la frialdad de algunos futbolistas del Real Madrid que por primera vez se apreciaba resignación en la cara de Casillas, pese a la que se le venía encima. Aún así, y como si de un coche de gran cilindrada se tratara, cada apretón de acelerador servía para igualar el partido. Lo que ocurre es que, poco después, el motor parecía pararse. Plof, plof, plof. Y vuelta a empezar. Desesperante.

Y cuando las bielas estaban a punto de saltar con los aires, cuando la pérdida de aceite era evidente, aparecieron de nuevo los caballos de potencia y el Madrid resolvió un partido que se asemejó bastante a los que podemos ver cada fin de semana en alevines o cadetes. Correcalles continuo, anarquía absoluta en el centro del campo y pelotas para que los buenos intenten resolver de forma individual el partido. Por eso perdió el Rácing, porque sus delanteros no la enchufan con la misma facilidad. Estoy seguro de que, pese a los tres puntos conseguidos, ningún madridista estará celebrando con algarabía el triunfo. Más bien seguirá dándole vueltas a una situación preocupante. Insisto, el motor del coche sigue sonando de forma extraña, como si en cualquier momento fuera a decir basta.

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