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Hanot tuvo el apoyo de Bernabéu

Las victorias obtenidas a finales de 1954 por los Wolves sobre rusos, austríacos y húngaros devolvieron el orgullo perdido a los aficionados ingleses, humillados el año anterior por las derrotas de su Selección (3-6 y 7-1) ante la magiar que capitaneaba Puskas. La prensa británica lanzó las campanas al vuelo con bastante desmesura: ensalzaron al Wolverhampton como mejor equipo del mundo. Gabriel Hanot les contestó desde L'Equipe que la proclamación del mejor Club europeo sólo podría lograrse mediante un torneo continental. Los avances del transporte aéreo, la iluminación de los estadios y el desarrollo del fútbol europeo después de la trágica Guerra Mundial facilitaban la gran idea del periodista francés.

Desde las primeras reuniones tuvo Santiago Bernabéu un importante protagonismo. Don Santiago tenía una visión muy acertada del futuro éxito del proyecto. El Real Madrid acababa de terminar la ampliación de su estadio. Ciento veinticinco mil localidades que podían acoger a unos espectadores ansiosos de contemplar a los mejores equipos europeos. Además se había reunido un equipo con posibilidades de éxito, como quedó patente la primavera anterior al obtener la Copa Latina ante Os Belenenses y Stade de Reims. Hasta poco antes, España había permanecido aislada del concierto internacional y el deporte podía ser el nexo de unión con países de muy diverso régimen político.

Bernabéu apoyó la idea de Hanot y acertó de pleno. Sus concesiones económicas favorecieron los acuerdos de los clubes invitados y tuvo el honor de ser elegido vicepresidente del primer Comité Ejecutivo de la Copa de Europa con quince votos de los diecisiete emitidos. Los dos restantes fueron el de su propia abstención y el contrario del representante yugoslavo. Hay que valorar aquel gran resultado, preludio de los enormes éxitos deportivos que llegarían en los años siguientes.