No dejemos que Derbi se muera
Me llevé una gran alegría cuando hace unos días leí que a Derbi le habían dado el premio de diseño en el Salón de Intermot de Münich por el modelo Mulhacén, una naked de estilo rompedor (streetfighter para los expertos) con aire off-road y de 659cc (motor Yamaha). Sí, no me he confundido: ¡Derbi va a producir una 659cc! Los Rabasa, reyes de Europa del ciclomotor, precursores del 600 de la moto, la Derbi Antorcha OlímpicaCampeona, más conocida como 'La Paleta', de la que se llegaron a producir medio millón de unidades, han decidido fajarse en el mercado de las grandes cilindradas. Una elección valiente pero que ha tenido mucho que ver con la posible resolución del Gobierno de aumentar en dos años, de 14 a 16, la edad mínima para llevar un ciclomotor, el sector de los 50cc del que Derbi depende en un 85 por ciento.
Lo lógico antes de aplicar un decreto así hubiera sido dar dos años de moratoria a los implicados para conceder tiempo a la fábrica de Martorelles (y a Rieju y Yamaha España) de cambiar su línea de negocio. Pero parece que la posibilidad de que cierre una empresa que ha producido este año más de 60.000 vehículos (más 20.000 de Rieju y 5.000 de Yamaha) y que ha dado al motociclismo español 17 títulos del mundo (9 de pilotos y 8 de marcas) no preocupa a nadie en Industria y tampoco en la Generalitat, más pendiente del forofeo político con deportes de escasa relevancia que de buscar soluciones para los 400 trabajadores de Derbi y los 125 de Rieju. La imagen positiva que nos ha transmitido el modelo Mulhacén despeja cualquier sombra sobre el futuro de Derbi, pero cuidado: alguien un día no muy lejano debió pensar lo mismo con Ossa y Bultaco.