Un técnico nacido para ganar
Es un tipo contradictorio. A base de perder finales europeas ha reforzado su carácter ganador. Por otro lado, su gesto adusto, casi arisco, esconde un discurso dulce. Con Cúper, si no rascas bajo la piel, te quedarás sin conocer lo esencial del personaje. Hay que profundizar. En su mirada, en sus ademanes, pero sobre todo en su discurso de persona culta y preparada. Los argumentos futbolísticos van unidos a las habilidades como psicólogo. Trabaja con el grupo desde el convencimiento de que el fútbol es un juego ideado para ganar...un punto, tres. Da igual, el caso es ganar. Y de ahí la paradoja de una trayectoria brillante en el fútbol europeo pero marcada por perder en el último momento la gloria trabajada durante meses. Tras mucho nadar para morir en la orilla, se ha convertido en un especialista de la resurrección.
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Siempre se dijo que con él llegó a Europa la fusión de dos formas antagónicas de ver el fútbol: las de Menotti y Bilardo. Y es cierto. Convence con la palabra y el buen trato del balón, pero no olvida los códigos ancestrales de un deporte que está concebido para ganar. No llega al extremo de justificar los medios para lograr el fin, pero casi. Tampoco sacrifica el resultado por hacerlo bonito, pero tiene tentaciones. Se ha quedado en el justo medio y eso le hace peculiar, distinto, avanzado de una escuela que tuvo maestros en Argentina que no pudieron triunfar en Europa. Ahora, refugiado nuevamente en la isla, logrará asimilar el mal de altura que le pudo afectar en su aventura italiana. No hay mejor terapia que la de regresar a la base para en el futuro volver a hacer cumbre.
J.J.Santos.




