Un ensayo, pero sin los petos
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La UEFA, que tiene a tantos ejecutivos cavilando todo el día para no se sabe qué, podría buscar otro tipo de castigos. Jugar un partido de Champions a puerta cerrada es un disparate. Si hubiéramos quitado la publicidad estática y los titulares del Madrid se hubieran puesto petos color butano, algún despistado pensaría que Real Madrid Televisión estaba ofreciendo la pachanga de mitad de semana en Las Rozas, el lugar donde los blancos se entrenan. Pero estaban en juego mil millones de pesetas, seguir con el sueño de la Décima Copa de Europa y enderezar una temporada compleja y extraña. Insisto, si no fuera por todo eso, el partido cumplió con todos los requisitos de un entrenamiento. Los suplentes, en este caso el Roma, no dieron una mala patada y tampoco importunaron a los titulares y éstos, defendieron su jerarquía sin calentarse los cascos.
Mucho toque en el centro del campo y balones a Ronaldo. Tan sencillo como eso. Como los romanos presionaban más bien poco y el resultado se puso favorable pronto, pedir otra cosa resultaba de ilusos. Suficiente para derrotar a un rival que ni le iba ni le venía nada en la representación. Visto lo visto, García Remón se pasó dando descanso a jugadores en Villarreal. Es más, nos pasamos todos vendiendo un encuentro a vida o muerte, haciendo un drama incluso de la duda de Figo. Igual donde había que reservar titulares era ayer en Roma, pensando en la Real Sociedad. Para la historia quedará que al Real Madrid se le dan bien los partidos a puerta cerrada. Y para el futuro inmediato, el recuerdo de que el Roma se dejó a los buenos en la grada y el orgullo en el vestuario.




