Abramovich, Robinho y el factor Beckham
El Financial Times, el venerable periódico inglés, no suele hablar de fútbol. Pero hace un mes publicó un artículo sobre el Real Madrid en el que uno de sus columnistas expresó su confusión ante la aparente locura de Florentino Pérez por convertir el club en una multinacional basada en el marketing. ¿Por qué tanta desesperación por ganar tanto dinero si el Madrid no es, a diferencia por ejemplo del Chelsea, una empresa pública sino un club privado cuyos "dueños" son los socios? El Financial Times no se lo explicaba. Quizá haya algunos madridistas que tampoco acaben de entender el porqué de las giras asiáticas, de la obsesión por fichar jugadores "mediáticos", de comprar a Beckham en vez de a Ronaldinho. Bueno, aquí se lo explico. Se resume en una palabra: Abramovich. Para poder seguir compitiendo con el presidente del Chelsea, y otros magnates que en los próximos años se regalarán otras S.L. del fútbol, el Madrid va a tener que ganar dinero a lo bestia. Va a tener que convertirse, sin ser empresa, en una empresa brillante.
La gran ironía es que el Chelsea tiene mucha menos necesidad que el Madrid por operar con eficiencia capitalista. Todo el dinero sale de los bolsillos de Abramovich, bolsillos que sencillamente no tienen fondo. El ruso es, con diferencia, el individuo más rico de Gran Bretaña. Por eso el susto ayer en círculos madridistas ante el rumor de que el Chelsea pensaba obstaculizar el planeado fichaje de Robinho. Y por eso también la necesidad de que el Madrid gane todo el dinero que pueda, cómo pueda. Porque, si no, cada vez que aparezca un nuevo crack en el mercado no estará en condiciones de ofrecer nada remotamente parecido a lo que ofrecerán sus rivales en fichajes y salarios. Y la consecuencia será que el Real Madrid descenderá, tarde o temprano, a la segunda división del fútbol mundial. Ronaldinho ganará más partidos que Beckham. Pero Beckham, más que un jugador, es la pieza emblemática de una estrategia de supervivencia a largo plazo. Lo que él aporta económicamente en dinero es diez veces superior a lo que aporta Ronaldinho al Barça. Y encima mete un golazo de vez en cuando. Perdón, Financial Times. Florentino no está tan loco como parece.