Más que fútbol,dignidad
El viernes se decide quién presidirá la Federación Española de Fútbol. Tres altos cargos actuales están imputados en dos juzgados. El manejo del dinero federativo no parece razonable. Y tampoco el cobijo que el cargo federativo orientó determinadas conductas. La Fiscalía Anticorrupción también está investigando. Estar imputado no presupone ser culpable. Pero oscurece la transparencia. El anterior secretario de Estado para el Deporte, Juan Antonio Gómez-Angulo, congeló la subvención. No fue más all aunque la legislación se lo permitía. Él sabrá por qué. Un mete-saca tan frustrante como sórdido.
Angel María Villar, actual presidente federativo, se presenta a la reelección. Cuenta con los imputados. Los defiende y los ampara. Comparece como testigo. Culpabiliza a un determinado grupo de comunicación de "ejercer un linchamiento moral, profesional y personal". Su vicepresidente económico, Juan Padrón, es uno de los imputados. Y desde hace años también es el presidente del Consejo de Administración de una de las sociedades que pertenece al grupo de comunicación "linchador".
Históricamente y en algunas conductas parece como si la vida esculpiese una lenta corrupción de la persona. La desprovee de dignidad y después deja que la acusen de no tenerla. Pretender dotarse de ella aferrándose a la "indignación moral" es una estrategia de vuelo gallináceo. Tan corto como desmañado. Hace casi dos años que las presuntas irregularidades preñan de mal rollo el universo federativo. Sus actuales dirigentes han pretendido que su resistencia sea tenida como virtud. Eso sí, con mucha palabra y nula documentación exculpatoria. Batallan en un doble frente: el judicial y en las urnas. Un escenario nada tranquilizador. Justicia y dignidad. Y una esperanza: que el resultado del viernes no haga sonrojar a más gente. Esta semana y las venideras.