Yo digo J. J. Santos

Unos pandilleros cabreados

J.J.Santos
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Si querían saldar cuentas por las palabras de Luis, se equivocaron. Si deseaban replicar el buen juego de España con patadas, peor aún. ¡Menos mal que estaba Beckham en el campo para pedir un poco de calma! A muchos de sus compañeros se les fue la pinza. Rooney, que como decía Salgado en la previa, vendría muy bien en una mudanza, se puso el traje de pandillero alborotador y buscaba escaparates para destrozarlos. La luna de Casillas casi la hace añicos en un empujón barriobajero indigno de un jugador profesional. Lampard, además de cazar a Reyes, se cabreó porque Raúl le hizo un cañito y en segundos modificó su habitual elegancia por la del muchacho inadaptado que quiere liarse a mamporros con todo lo que se le ponga por delante. De Neville, mejor no hablar. Siempre ha sido un lateral de recursos limitaditos, pero cuando tiene a Reyes enfrente, se le nota mucho más.

Las brusquedades inadmisibles de los ingleses fueron más evidentes porque España jugó los mejores minutos desde que Luis es el inquilino del banquillo. Toque, control del juego, apertura por las bandas, desmarque permanente de los puntas y, todo esto, corriendo más que el rival. Disfrutamos de cuarenta y cinco minutos pletóricos que abren la puerta a la esperanza. Tras el descanso, con los cambios, nada fue igual. Se demuestra que cuando la Selección juega ante un rival de entidad, en un terreno de juego aceptable y con la motivación necesaria, la película es bien distinta a la que vimos en Bosnia o Lituania. La segunda victoria se logró ayer en la grada. En uno de los momentos de más desilusión, el equipo nacional sigue teniendo tirón. La respuesta del Bernabéu así lo demuestra.

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