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Le faltó jugar en un Mundial

Fue el día del homenaje a Miguel Muñoz, el 17 de junio de 1959. El Bernabéu se vistió de gala para despedir al capitán madridista con el enorme aliciente de la presentación de Pelé en Madrid. Del Santos F. C. sabíamos muy poco. Que tenía en sus filas a un joven que se había revelado un año antes como espléndido futbolista con 17 años de edad; que además contaba con Zito, motor de la canarinha en la triunfal Copa del Mundo de 1958 y que un tercer jugador había acudido a Suecia como titular, pero a última hora había sido sustituido por Zagalo en el ala izquierda de los brasileños.

El número once de los santistas se llamaba Pepe. Se escribía que era hijo de españoles y que varios de nuestros clubes estaban detrás de conseguir su fichaje. El Santos comenzó jugando de forma espectacular y Pelé abrió el marcador. Después se puso de manifiesto el oportunismo de Mateos. Tres a uno en el descanso. En la segunda parte se señaló un penalti y en lugar de Pelé lo lanzó Pepe. Berasaluce no pudo hacer nada ante su enorme disparo. Efectivamente su lanzamiento era demoledor. Sólo recuerdo a Elder o Scotta con un tiro tan potente, aunque entonces esas cosas no se medían. Además, Pepe era habilidoso en la conducción de la pelota, sabía desmarcarse de su par y sacaba gran rentabilidad a su zurda. Nunca más tuve la oportunidad de verle hasta que en 1963 nos televisaron un partido Francia-Brasil desde París. Había acudido a los dos Mundiales ganadores de 1958 y 1962 sin haberse estrenado sobre el campo. Era titular antes y después del de Suecia y del de Chile, pero le faltó la guinda de ser campeón.