Con Owen llegó el compromiso
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Acabamos de vivir una semana decisiva para el Madrid, de esas que marcan toda una temporada. El cambio de sistema ideado por García Remón va más allá de la incorporación de Owen. Si lo vemos desde el plano meramente futbolístico, la misma nos ha descubierto al Raúl de la época de Capello, aquella en la que jugaba cayendo en banda izquierda y con un mayor desgaste a la hora de recuperar balones. También ha servido para que Zidane vuelva a una posición en la que siempre jugó con el Burdeos y la selección francesa. La titularidad de Owen viene a ser un tres en uno. Siendo revolucionario ese nuevo dibujo táctico, lo es mucho más el cambio de actitud de la totalidad de los jugadores. Jugar así, con tres delanteros y dos medios de vocación ofensiva, sólo es posible si los jugadores se comprometen a achicar agua en cualquier zona del campo.
No ví nunca bajar tanto a Ronaldo. A lo más que había llegado hasta ahora era a darse un par de carreritas cuando el Bernabéu bufaba por sus desapariciones. Los balonazos recibidos ante el Dinamo no son casualidad, ya que participa mucho en el juego defensivo. Lo mismo hace Owen, cuando Raúl pierde fuelle. Y ahora Guti, que ocupa transitoriamente el puesto de Beckham, siente el respaldo de todos ellos cuando el rival se echa encima. Todo eso se traduce en menos apuros para Casillas y en cierta serenidad de los dos centrales. Desconozco si dicho compromiso se puede prolongar durante toda la temporada pero lo normal es que se fortalezca si los resultados acompañan. Si así fuera, se habría conseguido la cuadratura del círculo: que los Balones de Oro, además de disfrutar, sean cómplices de una misma idea.




