Un año para olvidar
Ahora que todo le sale mal no es cuestión de hacer leña del árbol caído pero, tras la dura derrota sufrida ayer, bueno sería que Juan Carlos Ferrero y Antonio Martínez Cascales, su entrenador, reflexionaran y se plantearan poner fin a este maldito 2004, aunque en el horizonte inmediato aparezca una final de la Copa Davis. El prestigio de Ferrero, hace sólo un año, no lo olvidemos, era número uno mundial y ganaba el Masters Series de Madrid, le obliga a no arrastrarse por las canchas como hizo ayer ante un jornalero del tenis como Luis Horna. El estresante 2003, en el que jugó 88 partidos, y una interminable cadena de lesiones y enfermedades han convertido al valenciano en un mediocre jugador y lo urgente ahora es recuperarlo.
Ferrero tiene 24 años y un espléndido futuro por delante. Pero ahora debe parar, irse de vacaciones, ver la final de Copa Davis por televisión, en un lugar ignoto, y volver en 2005 con las pilas cargadas. Juan Carlos se atormenta cuando las cosas no le van bien y por eso debe acabar con este suplicio. Tampoco debemos temer por su ausencia, porque el tenis español disfruta de recambios de garantías. No hay que olvidar que Rafael Nadal, por ejemplo, fue el artífice del triunfo de España en Brno cuando las cosas pintaban mal y selló la victoria sobre Francia en las semifinales. Con el actual Ferrero será más difícil ganar la Copa Davis a Estados Unidos en Sevilla y esto lo escribe un ferrerista convencido que espera disfrutar con él en 2005.