Yo digo J.J. Santos

Hasta aquí llegaron las palabras

J.J.Santos
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Podrían perfectamente nombrarle empleado del mes. Inasequible al desaliento, siempre tiene una palabra de ánimo para los jugadores, nos vende la moto con gran amabilidad a los medios de comunicación y arenga al aficionado. Es Mariano García Remón. Intuyo que todo eso lo hace, además de porque lo necesita el equipo, para autoconvencerse de que su misión no está abocada al fracaso. Y hace bien. Lo que ocurre es que ese discurso de vender optimismo sirve para un tiempo y ese tiempo ya ha pasado. A estas alturas son pocos los que se acuerdan del cisma creado por la marcha de José Antonio Camacho y menos los que tienen sensación de provisionalidad. Ahora mismo, expresar que el ánimo del equipo es bueno o malo, o descubrir las posibilidades reales de una plantilla que es conocida por todos, empieza a sobrar.

La pasada semana, el técnico ya dejó algunos apuntes prácticos sobre cuál es su idea. Guti puede ser el medio centro que tanto se reclama. Unos coincidirán y otros no, pero es su manera de verlo. Más mensajes. Dejó claro que Ronaldo y Raúl son los dos delanteros titulares y, si me apuran, viendo los cambios de Sevilla, que el tercero en discordia es Michael Owen, con lo que tanto el inglés cómo Fernando Morientes también saben a que atenerse. Y esas son las cosas que a partir de ahora hay que reclamarle al entrenador del Real Madrid: que tome decisiones. En el fútbol, y ya tuvo el ejemplo de su amigo Camacho, un mes es un mundo. Mariano García Remón ya ha tenido su mes de cortesía y, en ese tiempo, salvo mensajes animosos, ha ganado por los pelos un partido de Liga y otro de Champions. El resto, decepciones.

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