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Un título mundial de mucho peso

Vaya lección ha dado Dani Pedrosa a todos sus rivales. Con apenas 50 kilos y 19 años ha ganado su segundo mundial en dos categorías diferentes y se ha convertido en el campeón más joven de la historia de 250cc, récord que tenía hasta ahora Súper Rossi con 20 añitos. Él ha ido a lo suyo, pendiente de su moto, de su equipo y haciendo sus carreras. Los demás también han estado pendientes de lo que él hacía. Que si es el más rápido en recta porque pesa poco, que toma las curvas cepillado porque es muy ligero, que no se cae porque es bajito, que hace las vueltas rápidas por su delgadez, que consigue las poles por su menudencia... Es decir, que según sus rivales ha conseguido el Mundial del cuarto de litro por parecerse más a un jockey del Grand National o a un timonel de la Universidad de Oxford que por ser un magnífico piloto. Se han descalificado ellos solitos.

Pero ha ganado y vaya cómo lo ha hecho. Con autoridad, inteligencia, calidad y con un par. Si un piloto te llega a sacar un segundo por vuelta es porque frena más tarde que nadie, acelera antes que sus rivales y dedica más horas que ninguno en poner a punto su moto. No sólo por el peso. Y si el factor kilogramos pasa a ser tan determinante para ganar los mundiales, se imaginan lo que tardarán Honda, Aprilia, Yamaha o Ducati en buscar en alguna carrera de promoción clones del catalán, tipo hombrecillo diminuto, para sus equipos oficiales en base a lo que indica una báscula y no un cronómetro. Dani Pedrosa ha triunfado porque es muy bueno y los demás han perdido porque no lo son tanto o yo que sé por qué. Quizá porque siete meses hablando y hablando de temas dietéticos y no de motos no dan para más. Ya tienen la lección aprendida para 2005...