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De nuevo otra gran decepción

Campo pueblerino y con escaso público. Banda de música deplorable. Nuestros jugadores inexplicablemente con su tercer uniforme, el azul, cuando no cabía equivocación alguna con el rival si hubiésemos jugado con la camiseta roja tradicional. Balón inhabitual. Todo ello hubiera pasado desapercibido en caso de victoria. Luis apostó por un equipo de mediocre técnica y todos pensábamos que había apostado por la raza, el vigor y la lucha. En la primera parte sólo sobresalió la calidad de Xavi y los tradicionales salvamentos de Casillas. Apenas se disparó a puerta.

La segunda parte fue a peor a pesar de los cambios. Ni orden táctico, ni posesión del bal sólo algunos disparos de Luque. Es cuando se echa en falta a los ausentes y se comenta que los mejores son los que se han quedado en el banquillo o ni siquiera han sido convocados por fracasar en los encuentros anteriores. Sobrevaloramos a nuestros jugadores y ellos se lo creen hasta el punto que consideran que la victoria debe llegar como fruta madura. Si no existe abrumadora superioridad técnica hay que imponerse por fuerza física, por velocidad. A final de temporada les excusamos porque llevan muchos partidos a la espalda. Ahora no cabe esa disculpa. Otra gran decepción nos invade.