El socio debe decidir sobre el Calderón
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Cuando no tenemos problemas, nosotros mismos nos los creamos. Si no hay elementos para la inquietud o la zozobra, nos los inventamos. Así funciona este Atlético. La enésima razón para sembrar la inquietud entre la paciente parroquia rojiblanca es la recurrente venta del estadio Vicente Calderón. Por mucho que nos duela a algunos, la venta es sólo cuestión de tiempo. El tangible dinero siempre termina por imponerse a las etéreas emociones. A pesar de ello, entiendo lógico y necesario que se abra el debate ante un asunto de tanta trascendencia. Debate y, sobre todo, claridad y transparencia por parte de todos los implicados, sobre todo, de los dirigentes del club. Características que, a tenor de lo visto hasta ahora, brillan por su ausencia y sin las cuales se está birlando a la masa rojiblanca un derecho fundamental.
El aficionado y, muy especialmente el socio, debe saber el estado real de las cuentas del club, algo que en la actualidad desconocemos, y tener muy claras las razones por las que se debería proceder a la venta de un patrimonio económico y sentimental de tanto calado como es el estadio del Manzanares. Es más, conocida esa información, debería ser consultada la masa social, para que sea ella, en última instancia, la que tome la decisión final. Son muchas las humildes y desencantadas lágrimas, son incontables las angustias o las alegrías de decenas de miles de personas que se han escrito en ese césped y en esas gradas. Por esa razón resulta injustificable que los auténticos artífices de la grandeza de esta entidad, los socios y seguidores del Atlético, no puedan influir en un sentido u otro ante una disyuntiva de tanta envergadura.



