Figoman, el último héroe
Dentro de 44 días, Figo regresará al Camp Nou. Esa caldera de pasiones que se transforma cada vez que la figura curtida del portugués asoma por allí su cabeza. El lisboeta, que regaló a la afición azulgrana sus cinco mejores años (al menos en lo que se refiere a su velocidad de crucero), no entiende que la herida siga abierta cuando ya ha pasado un ciclo olímpico entero. Han transcurrido cuatro años, dos meses y 15 días desde que Florentino presentase en sociedad, ante la atenta mirada de Di Stéfano, un fichaje que cambió el curso de la historia de los dos equipos. En realidad, ese es el pecado que no le saben perdonar en Barcelona. Con Figo no sólo se iba un pedazo de futbolista a la guarida del enemigo más odiado. También cogía el puente aéreo una manera más ambiciosa de entender este invento. El Madrid de los Ognjenovic, Petkovic, Congo, Canabal y Baljic daba paso al de Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham. Gaspart se fumó los 10.000 kilos en Petit, Overmars y compañía, consumando el inicio de la era galáctica.
Figo siempre es directo, como su fútbol. La diplomacia no existe en su vocabulario recio y guerrero. Le harta ver que en los titulares de la prensa de Barcelona haya regodeo con la actual crisis blanca y sale al paso para defender a su equipo, reivindicar las acciones en Bolsa de los galácticos y recordar que este Madrid se merece un respeto. ¿Cuántos títulos ha ganado el Barça desde la Liga de Van Gaal en 1999? Cero patatero. ¿Cuántos ha ganado el Madrid en ese período? ¡Ocho! Figo resume el espíritu a lo Juanito del Madrid de Florentino. Él habla por todos. No se arruga ante nadie. No hay cochinillo que lo detenga. Es el último héroe. Figoman. Indomable.