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El Real Madrid en Iquitos

Incluso en el Amazonas se puede estar al día. Escribo estas líneas desde uno de los lugares más aislados del mundo. A Iquitos sólo se puede llegar o en avión o en barco a través del río Amazonas. Sin embargo, por las calles de esta hermosa capital de la Amazonia peruana, es posible encontrar multitud de cibercafés desde los que asomarse a esa esfera globalizada en que se ha convertido nuestro planeta. Pero, la verdad sea dicha, uno, que no es muy partidario de las tecnologías globalizadoras, ni de los chats, ni de la red de redes, se conforma con leer un libro, pasear, hablar con la gente y hacer alguna foto de este remoto lugar, que tiene un encanto especial y el misterio, nunca perdido, del mito impulsor que atrajo a algunos de los mejores aventureros del siglo XVI, como Francisco de Orellana, a quien le estamos siguiendo los pasos.

Antes de irme al extremo sur del Perú, he estado dándome un paseo en canoa por la zona más pobre de Iquitos, un barrio conocido como la Venecia pobre, donde 25.000 personas se hacinan en condiciones realmente terribles en cuanto a higiene. Sin embargo, los habitantes de este poblado son agradables, simpáticos y llevan con dignidad su pobreza. Son pobres, no miserables. El mercado de Belén, el alma del barrio, es, como todos los mercados del mundo, el mejor espejo de la sociedad que representan. Por un momento me he sentido un personaje secundario de la novela de Vargas Llosa Pantaleón y las visitadoras, cuando en los pequeños puestos me han ofrecido toda clases de ungüentos y pócimas salutíferas, entre los que abundaban los remedios específicos para virilidades en desgracia. Preparados a base de raíces y extractos en polvo, valga la redundancia, comparten presencia con zumos de nombre tan evocador como inequívoco: Lázaro, levantate y anda o Erectus. En fin, pueden suponer lo animado que he pasado esta mañana reflejando en imágenes este mercado tan especial.

Pero además, es que estaba como en casa. La proporción de personas que llevan la camiseta del Real Madrid por las calles es la mayor que he visto en ninguna parte del mundo, incluyendo, por supuesto, Madrid. Así que hablando con los tenderos, el taxista o el chaval que nos ha llevado en canoa, todos ellos estaban al tanto de la marcha del Real en la Liga. Les informo que la pregunta hoy en Iquitos es: ¿Qué les pasa este año a los galácticos? Así que han sido ellos los que me han puesto al día de las cuitas que padecemos en este funesto comienzo de temporada. Y uno, sin ser Relaño o Roncero, les responde que piensa que un equipo de fútbol es, sobre todo, eso, un equipo. Y que un equipo no es la unión de los mejores, sino la unión inteligente de trabajo y talento. Y que el saber apretar los dientes en los momentos duros, es lo que diferencia a los equipos y a los hombres. En fin, estoy seguro que si Ronaldo, Beckam, Raúl y compañía viesen la calidad de las personas que llevan su camiseta en Iquitos ellos también, como Lázaro, se levantarían y se pondrían en marcha.

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Sebastián Álvaro es director del programa Al Filo de lo imposible de Televisión Española.