Tolerancia cero... en teoría

Tolerancia cero... en teoría

Manzano reveló en marzo las atrocidades del doping y no pasó nada. Las reveló en primera persona, sin acusar a nadie más, aunque implícitamente el escándalo salpicaba a los médicos que le trataron. Hubo voces de ciclistas, pocas, que ratificaron haber sufrido cuanto decía Manzano. O sea, que, como era de suponer, el doping no se había inventado para uso exclusivo de Manzano, sino que era un problema generalizado. El escándalo no fue a más, porque el pelotón, como suele suceder en estos casos, hizo un pacto de silencio. Resultado: no ha pasado nada. Dos años de suspensión para Manzano por su autoconfesión, y punto. De la investigación realizada por la Federación no salieron más implicados.

Ahora nos llega una muestra más de cómo se cierran los ojos ante el doping. Mucha tolerancia cero, sí, pero sólo en teoría. El piragüismo se vio afectado de un gran escándalo en vísperas de los Juegos con las acusaciones de dos piragüistas por el doping sistemático al que les sometía su Federación, los controles por sorpresa dieron como resultado un positivo con EPO, otros tres no lo fueron por un pelo, y el presidente, Sammamed, como si no fuera responsable de ello, se presenta a las elecciones sin que nadie, ni el propio CSD, se lo impida. Quizá porque si fuerza los controles el escándalo sería mayúsculo. En el piragüismo, tres positivos en un año suponen la paralización de toda actividad internacional.