Primera | Desde la grada
Owen, very bad!
Lo del Madrid ya empieza a convertirse en una crónica de sucesos. Para un día que toma la iniciativa, se apodera del balón y se encuentra a un rival timorato, se encuentra con un árbitro que le priva de dos penaltis y con un Depor que se aprovechó de la calidad de Luque para ganar tres puntos inmerecidos. Malos tiempos para el madridismo...
Teixeira, el gallego. No me lo negarán. Si te apellidas Teixeira imaginas de primera a un tipo que tiene abuelos, tíos y primos en O Grove, esa tierra maravillosa, marisquera y balnearia donde Camacho preparó a sus guerreros patriotas antes de aquella Eurocopa de los Países Bajos de la que nos echó Zidane con un golpe franco que sigue quitando el sueño a ese portero polícromo capilar llamado Cañizares. No me gusta hablar de los árbitros. Suena a victimismo, a lenguaje de perdedor, a acomplejado cargado de prejuicios sociales. Pero esa prudencia linguística es la que machacó al Madrid en el tramo final de la temporada de nunca jamás. ¡Queiroz, cuánto daño nos hiciste! Ha llegado la hora de alzar la voz enérgicamente. No opino. Expongo hechos objetivos. Minuto 2. Raúl desborda a Andrade dentro del área, éste mete la pierna y derriba al capitán. Penalti de academia arbitral, de catálogo. Pues no. Como el Madrid se ha convertido en un muñeco de pim, pam, pum, el Barça está de moda y los galácticos son una castaña decadente, miro para otro lado y yo tranquilo, que sé que las baterías mediáticas nunca me acusarán porque como me dijo un amiguete del Atleti: Tomás, no seas ingenuo, os robaron dos Ligas en Tenerife y nadie dijo nada porque vuestra fama os condenará para los restos. Ningún periódico dirá que los árbitros perjudican al Madrid, aunque sea verdad. No vende.
Florentino, no calles más. Pues yo, que tengo la suerte de estar en un medio que no censura los textos y respeta todas las opiniones, proclamo que si Florentino sigue con su política de fair play y buen rollito con las instituciones el día que se queje quedará en evidencia y señalado por los madridistas. Es la hora de olvidarse de la política pactista y de defender al club por encima de intereses corporativistas. Por cierto, Teixeira completó su noche de luces hurtando al Madrid de otro penalti cometido, pesado él, por Andrade. Agarrón a Zizou por su hombro sano (el izquierdo), pero como si le hubiesen pegado un tiro en un pie. El Imperio se calla y la barra libre del linchamiento público sigue llena de lapidadores revanchistas.
Galáctico de pacotilla. Está escrito por este periódico en el infausto 12 de agosto. Desde la editorial del director a las cartas de los lectores. El día de autos que el Madrid fichó a Owen, vendió a Etoo al Barça y perdió a Vieira es como si el club hubiese sufrido una triada, la lesión más temida por los futbolistas. Owen no es Henry. Owen no es Reyes. Owen no es Totti. Owen no es Drogba. Owen no es Adriano. Owen no es Figo. Owen no es Raúl. Owen no es Zidane. Vamos, que Owen no es galáctico. Que no cuela. Que ni 12 ni tres millones de euros. Que Rafa Benítez lo celebró con champán el día que nos lo endosó. Que no, que no. Que Owen no aporta nada a la causa, le ha quitado minutos e ilusión a Morientes y ahí está el cruel castigo del destino. Cuatro goles en seis jornadas. El peor registro de la historia. Hasta el Madrid de Julio Suárez (un delantero con bigote, hermano de Pepe Juan, que llegó de Las Palmas y costó 50 millones en 1983) era más letal en ataque. No es cuestión de nombres. Sino de potencia, verticalidad, empeño, ilusión, hambre y poderío. Se salvan Raúl, Figo, Beckham, Helguera o Salgado, que se dejan la vida en el empeño. Pero la orquesta desafina porque los trombones (Samuel y Roberto Carlos) y algunos violines (Zidane y Owen) siguen de excedencia.
Pavón & Samuel. Presi, ojalá no hubieses leído los periódicos o escuchado las radios. Fichar centrales es como reinstaurar la Ley Seca. Samuel es diez veces más torpe y más violento que Pavón. Rectifica, please. Con Zidanes y Pavones vivíamos mejor. Tranquilos. Falta Woodgate...