Cinco jornadas han bastado para que Leo Franco cerrase el debate: es el portero que necesitaba el Atlético. Los datos son suficientemente elocuentes: es el menos goleado de la Liga española y el tercero de Europa. Leo Franco es una garantía. Sobrio, seguro por alto, domina el área desde su 1,88 de estatura. Ha llegado al Atlético en el momento preciso, porque este equipo ha vivido atormentado en los últimos tiempos por los continuos errores en la portería. Leo Franco se ha puesto bajo los palos y se ha acabado el nerviosismo y el desbarajuste. Este argentino irradia tranquilidad. No me extraña nada que Pekerman le haya llamado para jugar con la selección argentina, en la que debutó el pasado mes de mayo.

Leo Franco llegó a España en 1997, al Mallorca, que le tuvo una temporada cedido en el Mérida, donde no llegó a jugar. Procedía del Independiente y había sido campeón Sub-20 con Argentina en Malaisia en una selección en la que destacaba Riquelme y en la que también jugaba Samuel. Al Atlético ha llegado con 26 años, una edad ideal para un portero. Está en plenitud. Yo creo que uno de los grandes aciertos del club esta temporada es el fichaje de Leo Franco. El Atlético tiene portero para mucho tiempo. Y el puesto maldito del equipo ha dejado de serlo desde que el argentino se puso bajo los palos.