Septiembre y con la lengua fuera

Qué quieren que les diga, a mí me parece exagerado hablar de final en el partido de hoy contra la Roma. A menudo los protagonista nos tildan de tremendistas a los medios y luego son ellos los que caen en esa misma trampa. Según está el Madrid no es descartable un nuevo batacazo y, pese a eso, no estaría fuera de la Champions. No creo que, con los rivales que tiene, sea impensable ganar los doce puntos restantes. Tampoco creo que, si Zidane no está al ciento por ciento, sea bueno arriesgar porque el de hoy es un partido a vida o muerte. El problema principal no se centra en ganar los tres puntos de esta noche sino en que el vestuario se conjure en que tiene que sacar adelante una temporada que acaba de comenzar.

Y eso se logra siendo equipo dentro y fuera del campo. Camacho ya no está. Hoy han dormido en casita, sin concentración previa. García Remón habla bien de todos los chicos en cada conferencia de prensa. El presidente les ha dejado muy claro su apoyo. Conclusión: se acabaron las excusas. Como dijo Iván Helguera ayer, que cada uno apechugue con su papel: unos a correr el doble de lo normal para que otros, los llamados galácticos, pongan en juego lo que ha hecho que el Santiago Bernabéu se llene los últimos cuatro años. Y lo demás son milongas. Pero insisto en que no es bueno apelar a la heroica cuando estamos aún en el mes de septiembre. Es más, según está configurada esta plantilla, no es bueno apelar a la heroica casi nunca. Porque no les sale. Si la suma de ansiedad, desequilibrio, enfrentamiento con el público y desencanto se contrarresta con la aparición casi divina de Zinedine Zidane, pues bienvenida sea.