Florentino, el padrino de la boda

Por mucho que la indomable prensa rosa se empeñe en buscarle las cosquillas, Ronaldo disfrutó ayer de su 28 cumpleaños sin alardes festivos y con la serenidad propia de un tipo casadero. No hay que olvidar que el próximo 2 de enero contraerá matrimonio con ese bellezón llamado Daniela Cicarelli. Ojazos claros como el Mediterráneo, más curvas que el circuito de Monza y la simpatía adolescente de una niña que ve en la sonrisa perenne del megacrack un buen motivo para dar un vuelco a su vida. Será en París, la ciudad en la que el brasileño siempre ha soñado despierto paseando junto al río Sena. Él está de acuerdo con ella en que tiene que ser una boda muy especial. La banda mítica de Bono (U2) amenizará una ceremonia que promete. Ya les anticipo que Ronaldo le ha pedido a Florentino que sea el padrino de la boda. Eso se llama afecto y devolución de amistad al hombre que hace dos años lo rescató para el fútbol de élite.

El presidente está sopesando la oferta y seguramente le dirá a Ronie Sí, quiero, las dos palabras mágicas que saldrán de los labios de Daniela en ese 2 de enero en el que el Madrid habrá superado ya la crisis de septiembre. Ya se habrán quemado 17 jornadas de Liga y sólo una semana después del enlace el Madrid visitará el Vicente Calderón. Derby. Contra Torres. Mucha tela. Pero tranquilos. Ronaldo ha perdido gracias a Daniela cinco kilos y está más ágil que nunca. Sólo le falta recuperar el olfato goleador que exhibía cuando era un agente libre en la noche de Madrid y lucía su sobrepeso sin complejos. Ahora es un chaval enamorado que pasa de juergas de soltero. Ya llegarán las dedicatorias a su dama. Y Florentino... padrino.