Se puede decir más alto pero...
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Nadie podrá acusar a Camacho de ocultismo, de aislarse del mundo ante los problemas detectados. Dice en público lo que ha debido ya decir en privado mil veces. Escuchándole, uno imagina que si hubiera un catón del fútbol, se basaría en lo apuntado por el murciano. Hoy día no ganas a nadie sin presión, sin circulación rápida del balón y sin una buena colocación defensiva cuando no tienes el esférico. Igual a base de recordarlo, los jugadores acaban entendiendo que ese es el camino. Y no hay que confundir esas reglas con la libertad que una estrella ha de tener para crear juego, dar espectáculo y divertir al personal. Son compatibles.
Me consta que se machaca lo táctico en los entrenamientos, pero cuando llegan los partidos los despistes son evidentes. Se ha logrado una mayor concentración a la hora de defender las jugadas a balón parado pero el gran problema está en la creación. Cuando todos pensábamos que el abanderado de ese cambio sería Raúl, vemos que ese papel lo ha asumido Figo. Mucho antes de sentarse en el banquillo, el técnico me confesó que Figo era un jugador clave. Ya estaban en el equipo Zidane y Ronaldo. Veía ya Camacho que la calidad del portugués iba acompañada de un gran trabajo de equipo. Pues eso es lo que reclama.




