Luis echa una mano a Camacho

Los partidos de selección son para los grandes clubes un tormento, aunque siempre hay excepciones. La semanita de los internacionales del Madrid con Luis sirve de ejemplo. El seleccionador los devuelve más cansados pero en unas condiciones anímicas inmejorables. Veamos. Casillas llegó a Valencia sabiendo que se jugaba su futuro como internacional. Si no era titular en Bosnia, le esperaban un par de añitos de banquillo. Llegó, peleó, convenció y logró que con su trabajo se hiciera justicia. Ahora ya sabe que el puesto es suyo, en esa extraña pelea con un Cañizares cada día más convencido de que el mundo está contra él. Así pues, Casillas regresa reforzado y lo notará su equipo. En esas dudas que a veces plantea el joven guardameta, el propio Camacho ya se había pronunciado a favor de él en la pretemporada. Eso le ha venido bien al Madrid.

Pero es que ha ocurrido lo mismo con Helguera, Raúl y Morientes. Iván jugó uno de sus mejores partidos con la selección en Zenica. El Madrid sigue con la zaga tocada por las lesiones y el técnico habrá tomado buena nota de la reconversión instantánea de él al puesto de central. Sobre Raúl está todo dicho, aunque las largas charlas de Luis con el capitán de la selección eran reflexiones sobre el papel que tiene en el fútbol español. Digamos que han sido consultas de diván que debería pagar el Madrid porque acabará siendo el gran beneficiado. Y nos queda Morientes, casi siempre el patito feo de la película. Incluso cuando fue suplente en Bosnia parecía resignarse a su suerte. Pero hizo un final de partido que obliga a dar otra vuelta a su situación de suplente en el Madrid. Suplente igual sí, pero con más minutos de los que imaginábamos.