Un desastre y Braulio

Un desastre y Braulio

Un triangular, o tres en uno, es un partido de fútbol raro, un invento de no se sabe quién para complicar las cosas y que no te enteres muy bien de nada, a veces es difícil hasta saber quién gana. Y menos mal que a nadie se le ha ocurrido todavía poner tres porterías, y no quiero dar idea. No me extraña que los aficionados le den la espalda a engrendos como estos. Y no lo digo por lo de anoche en el Calderón. Porque lo del triangular casi era lo de menos. Si es que habían empezado por llamarle Hellboy al Trofeo Villa de Madrid, que será muy moderno y en inglés pero que a mí me parece una herejía. Y de paso se habían buscado una horita más propicia para tomar copas que para ver fútbol. Y los aficionados prefirieron tomarse las copas en otra parte y dejaron desierto el Calderón. No se podía esperar otra cosa.

Y en medio de tanto desbarajuste emergió un chico joven, rápido, hábil, con ganas. Se llama Braulio. Puso un poquito de chispa en el caos. A mí fue lo que más me gustó. Es otra prueba de que la cantera del Atlético está en el buen camino. Braulio se mostró descarado, encaró a los defensas y él fue quien se sacó de la manga el único gol que marcó el Atlético en toda la noche. Encima le tocó lanzar el penalti decisivo en la tanda contra el Deportivo. Y ahí estuvo torero. Si el Atlético se lleva el Hell boy, o como se diga, se lo debe u n poquito a Braulio. Si yo fuera Ferrando seguiría tirando de esa cantera. Es una mina de oro sin fondo.