Ya era hora de olvidar tanto gafe
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Reconozco que cuando me asomé, temeroso como siempre, a los resultados de la primera jornada liguera no daba crédito a mi asombro. No sólo porque hacía casi una década que no ganábamos el partido inaugural, también por la contundencia de los dígitos en los que se sustentó la victoria ante el siempre correoso Málaga. Este fin de semana, en Albacete, el Atlético tendrá que corroborar la sensación creciente del aficionado de que esta temporada nada va a ser igual. Que los horrores de tiempos recientes están superados. Ese moderado optimismo se ha visto reforzado con el ocaso de la interinidad en materia de refuerzos. Al final, la deficitaria banda derecha va a ser cubierta con jugadores que ya estaban en la plantilla. Es una demostración de confianza hacia ellos por parte del club, que puede ser un revulsivo para futbolistas como Novo, Jorge o Aguilera, que necesitan sobredimensionar su autoestima para que la calidad que atesoran se evidencie.
Ferrando tiene, pues, prácticamente todas sus peticiones satisfechas. El técnico ya ha demostrado saber cuál es el fútbol que quiere y, lo que es más difícil, cómo lograr que sus jugadores lo lleven a cabo. Su efectiva disposición táctica sobre el terreno de juego es el mejor aval para unos jugadores que, tal vez por errores ajenos, no han estado en años anteriores al nivel que de ellos se esperaba. Pero da la sensación de que ha llegado el momento del cambio. Habría que remontarse a la brillante época de Radomir Antic en el banquillo rojiblanco para ver el orden y la alegría ofensiva con la que se jugó ante el Málaga. Este equipo parece querer empezar a desterrar para siempre tanto pernicioso maleficio. Ya era hora...



