El espíritu de los Machos diluyó a Owen
Me siento estafado. Y no soy el único. El madridismo calla y aguanta en respetuoso silencio. Pero la paciencia tiene un límite. O alguien le mete en la cabeza a estos jugadores de alto standing que defender esta camiseta debe ser la prioridad número uno de sus existencias (no la 14ª, 15ª, etc.) o el quinto proyecto de Florentino acabará más chamuscado que nuestros navíos en la histórica derrota de Trafalgar. Les voy a resumir el enfado del personal en tres frases que anoche martillearon mi cabeza en el Bernabéu mientras escuchaba al pueblo, el único que sabe de esto, tras la debacle con los Pumas de mi admirado Hugo: El Barça tiene a Etoo, que era nuestro, y ahora disfruta con la camiseta del Barça; ¿Por qué no tenemos un tanque en el centro del campo?; ¿Qué hace Reyes triunfando en Inglaterra?; ¿Por qué no fichamos españoles...?.
Me adhiero a todas las quejas porque ha llegado la hora de concienciar al presidente de que el rumbo tomado es muy peligroso. Owen, un magnífico futbolista, no pudo lucir el palmito porque se sintió presionado tras el debate generado estos días con Raúl. Michael no tiene la culpa. Un fichaje fiable, pero ha llegado al Metro en hora punta y con los vagones llenos. Pero lo de anoche es una cuestión de profesionalidad. Hugo ha tenido a sus Pumas una semana entrenándose tres horas diarias y les ha dicho que ganar al Madrid lo es todo. Por eso dieron boletazo (¡viva México!) a los galácticos. Doy un consejo a Camacho. No seas diplomático con los chicos. Mételes en un cuarto y mírales a los ojos. Los que no te aguanten la mirada, que se bajen del barco. Basta ya. Don Santiago no se merecía esto. Un respeto.